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sábado, 19 de noviembre de 2011
Urgente reconocer derechos de los afromexicanos: Ivec
Veracruz, Ver., 18 de noviembre de 2011.- Es urgente reconocer los derechos de los pueblos negros y afros en América Latina y el Caribe, específicamente de los afromexicanos que habitan en varios estados de México, subrayó Luz María Martínez Montiel durante su participación en el encuentro académico y artístico Veracruz también es Caribe, con la conferencia magistral titulada Reflexiones sobre los afrodescendientes y su reconocimiento en México.
El encuentro organizado por el Gobierno del Estado a través del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC) concluye este sábado 19 de noviembre y reúne a especialistas sobre la historia y los procesos de cultura y comunicación en el Caribe.
Cofundadora del instituto convocante de este foro de reflexión, con su primera directora Ida Rodríguez Prampolini, Martínez Montiel indicó que la primera reparación que se debe a los descendientes de esclavos que alimentaron al mundo durante cuatro siglos es enseñar su historia y reconocer sus aportes a la cultura, “saber dónde y cuándo fueron destinados a producir los esclavos y cómo fue el proceso de apropiación del medio en el que han vivido generaciones”.
La reconocida afromexicanista e investigadora evidenció que al exterminio total de las poblaciones autóctonas del Caribe siguió el ingreso a la Nueva España de esclavos negros procedentes en su gran mayoría de las Antillas, introducidos por los conquistadores y recordó que durante casi cuatro siglos los africanos fueron objeto del mercantilismo europeo.
La ponente dio lectura a la declaración que cerró el Foro de Movimientos Populares Indoafromestizos de América Latina y el Caribe, celebrado en Lulá, Oaxaca, el pasado mes de mayo, que consigna la urgencia de “reflexionar y actuar para estabilizar y revertir los impactos negativos que el capitalismo en su forma actual de imperialismo global causa a las poblaciones, los territorios, las formas de vida y las culturas de los pueblos indoafromestizos”. Cabe destacar que en este foro, que se desarrolló como parte del Festival Oaxaca negra, se instauró la Medalla Luz María Martínez Montiel.
Coordinadora también del Programa Universitario México Nación Multicultural de la UNAM y el Proyecto Afroamérica La Tercera Raíz, la académica reveló avances en las últimas encuestas sobre la investigación que auxiliará a los afrodescendientes, a definir tanto su identidad como su pertenencia a la nación mexicana. “Es preciso que conozcan su historia como primera referencia, su educación familiar, sus sistemas de parentesco, sus lenguas, sus tradiciones con contenidos de africanía”.
Con precisión en fechas y estadísticas, la también doctora en Estudios Latinoamericanos, reveló que desde el principio los esclavos hicieron aportaciones a la tierra que los recibía. “Fue un negro el que sembró por primera vez el trigo en América. Se llamó Juan Garrido”, lo cual simboliza la dignidad del esclavo que ennobleció su cautiverio con la fuerza de su trabajo. Otro negro, también al servicio de los conquistadores, contagiado de viruelas, introdujo ese mal en América; en él se simboliza la ambición del blanco, cuyo afán de riqueza no se detuvo ante los obstáculos y peligros, ni siquiera ante las enfermedades.
Destacó que una de las líneas de investigación que se realizan desde hace 30 años en el Proyecto Afroamérica La Tercera Raíz, es la afroindianidad, las culturas y pueblos originarios que crearon junto con los conquistadores y los esclavos africanos la primera gran interculturación del siglo XVI. También señaló que es hora de reconocer que las aportaciones genéticas al tipo mexicano provinieron de los tres troncos por igual: indio, negro y blanco, abandonando el criterio obsoleto de la dicotonomía de lo indígena-español como única fórmula de lo mexicano.
Martínez Montiel, dos veces ganadora del Premio Nacional Aguirre Beltrán, reveló que “mientras los españoles venían a tierras conquistadas en busca de fortuna y su sola llegada los convertía en ‘señores’, los indios, los verdaderos señores de estas tierras que otros pisaban, eran convertidos en sus siervos y desposeídos de lo que ancestralmente les pertenecía. En tanto que el africano, arrancado de sus sociedades que habían alcanzado grados muy altos de civilización, se convirtió por efecto del dominio de las armas en el negro esclavo, desposeído, desarraigado, desamparado, negado en su calidad de hombre”.
En esta paradoja étnica, dijo, fue el negro el que reaccionó con más humanidad, rebelándose y reclamando su derecho a ser considerado primero hombre y después libre.
Comentó que las contribuciones africanas deben buscarse en la cultura popular, en la música y la rítmica, en el gusto por el baile, en la plástica, en las artesanías. Del puerto de Veracruz ilustró dos ejemplos de fiestas típicas que absorbieron la influencia: el carnaval y el fandango.
“Más tarde vendrían de Cuba principalmente, los ritmos afrocaribeños que conquistaron a las masas en México y en el resto de América: el mambo, el cha-cha-chá y la salsa”, abundó Martínez Montiel, Premio Internacional Casa del Caribe, de Santiago de Cuba, y Premio Internacional de la Fundación Fernando Ortiz de Cuba.
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