OLVIDO, GRILLETE PARA AFROOAXAQUEÑOS
México, en deuda con la población negra, dicen en La Boquilla, Huazolotitlán
OCTAVIO VÉLEZ ASCENCIO/Fotos: MARIO JIMÉNEZ LEYVA, Enviados
11 Sep 2012 - 01:18
LA BOQUILLA Santa María Chicometepec, Huazolotitlán, Oax.- Si para los pueblos indígenas su presencia ancestral fue un argumento importante para el reconocimiento de sus derechos, el pueblo negro utiliza esa misma premisa para reivindicar su lucha porque llegaron junto con los españoles y así participaron en la formación de México como país independiente.
“Si bien los pueblos indígenas son los originarios, nosotros también hemos hecho algo por México y necesitamos un trato igual”, afirmó Sebastián Saguilán Domínguez.
El hombre, un ex migrante en los Estados Unidos, sostuvo que el pueblo negro participó activamente en la Guerra de Independencia, pero su suerte no ha cambiado a pesar de dejar de ser esclavos.
“Ya no tenemos grilletes, pero seguimos viviendo en la pobreza; estamos olvidados, en un rinconcito”, señaló.
Explicó que el Estado mexicano dispone de políticas públicas específicas para los pueblos indígenas, sin embargo discrimina al pueblo negro.
“A los indígenas solamente se les apoya; a ellos se les ayuda para el campo o para poner un negocito y poder salir adelante, pero a nosotros no. De plano estamos olvidados”, añadió.
Expuso que en La Boquilla Santa María Chicometepec, la mayoría de la comunidad negra atraviesa por pobreza y marginación ante la falta de apoyo para el campo.
“Un negro nunca va a tener dinero o hacerse rico; aquí los ricos son los (descendientes de) españoles, los Terrazas, Gustavo y José, y otros que vienen de fuera”, asentó.
A causa de esto, subrayó que muchos hombres de la comunidad negra han migrado a los Estados Unidos para trabajar algunos años y regresar posteriormente, a fin de construir una casa e iniciar un establecimiento comercial.
“No hay de otra; el negro se tiene que ir al norte si no, no se puede. Yo me tuve que ir por eso; antes vivía mal, tenía una casa de madera, ahora gracias a eso ya más o menos vivo bien”, indicó.
En los Estados Unidos ---anotó---, no fue discriminado por los afroamericanos sino por el contrario hasta recibió ayuda de ellos.
“Anduve en Phoenix, Arizona, con un negro bien suave; me trató a todo dar, decía que éramos hermanos de sangre, hasta me hacía pollo para comer”, indicó.
Destacó que el pueblo negro requiere de apoyo gubernamental para ya no migrar a los Estados Unidos y demostrar su valía en el trabajo y en todos los campos.
“A los negros nos dicen que somos salvajes, nos acusan de ladrones, que somos flojos, que tenemos flojera hasta para agarrar un peine, pero le echamos ganas, si no entonces ¿cómo sobrevivimos?”, apuntó.
Saguilán Domínguez dijo que el Estado mexicano necesita pagar la deuda con las comunidades negras de Oaxaca y de otros estados como pueblo y aplicar políticas públicas porque participación en la conformación de la nación
“Eso quisiéramos, que nos tomaran en cuenta, somos trabajadores; entonces por qué vamos al norte y nos va bien. Queremos esa misma oportunidad aquí”, asentó.
La discriminación en su propia tierra
“Hace tres meses fui a la ciudad de Oaxaca a tramitar unas placas para una camioneta; estaba formado en la fila y en eso llegó un trabajador y me dijo ‘tú no eres de aquí, no eres mexicano mucho menos de Oaxaca. Eres negro tú no tiene derecho de estar aquí’. Entonces le respondí ‘soy como tú, soy humano, soy mexicano y orgullosamente oaxaqueño’, pero de todos modos me querían sacar de la fila. Alguien escuchó y le dijo ‘no te metas con él, es oaxaqueño, tiene los mismos derechos’ y solamente así me dejaron de molestar. La discriminación es un problema que tenemos la negrada”: Sebastián Saguilán Domínguez.
“A nosotros ni nos ve el gobierno”
Rodrigo Olmedo Maertínez , San Juan Bautista lo de Soto,
Desde hace 12 años, Rodrigo Olmedo Martínez baila la Danza de los Diablos, personificando a María Dominga, ataviado con un vestido de mujer y una muñeca en los brazos.
“Bailo con gusto porque es una expresión del pueblo negro, mi pueblo. Es una herencia de los abuelos que llegaron por acá. Me hace sentir orgulloso de ser negro y oaxaqueño”, afirmó.
De 30 años de edad, “Minga”, como se les conoce a quienes representan el personaje, dijo que espera seguir participando en la Danza de los Diablos “hasta cuando Dios diga” por ser un gran satisfacción bailar como negro.
“Lo mejor de la vida, es ser negro y no blanco, eso siempre”, añadió.
Aunque se quejó el pueblo negro aún sigue siendo discriminado por el color de su piel, especialmente por el mixteco.
“Nos tratan mal aquí en nuestra tierra, pero la sangre del negro es la mera buena. Estamos en el último lugar de la sociedad, a nosotros ni nos ve el gobierno, por eso me fui de migrante a los Estados Unidos. Allá los negros nos tratan bien porque el blanco nos discrimina. Nuestros hermanos negros de allá nos reciben con buen modo, hasta quisieran venir hasta acá”, agregó.
La Danza de los Diablos
La Danza de los Diablos es un ritual dedicado al espíritu del Dios Negro Ruja que dedicaban aquellos esclavos negros traídos por la Corona Española, para que los ayudaran a liberarse de sus duras condiciones de trabajo porque aún después del término del sometimiento con la Independencia, siguieron viviendo en circunstancias similares a las que tenían en la opresión.
La danza se interpreta por un grupo de entre 16 y 20 personas que son todos los diablos, el jefe y María Dominga “Minga”. Todos son danzantes masculinos.
Los diablos se visten con ropas gastadas y rotas, en su mayoría de color café con flecos en los bordes. Usan paliacates rojos en la mano, en la cintura, en el cuello o en la cabeza.
Todos llevan una máscara de madera con una cornamenta y pelo de crin o cola de caballo a manera de barba. El jefe de los diablos utiliza chaparreras y binza. La Minga usa una blusa tejida con un rebozo sobre los hombros, y una falda con flecos en la cintura y encajes blancos. Sostiene siempre una muñeca que representa a su hija.
En el desarrollo de la Danza los Diablos forman dos hileras. El jefe y la Minga bailan hacia atrás y adelante del espacio que queda en medio. Los pasos son rápidos y violentos. Frecuentemente se agachan para después pararse súbitamente, giran y se agachan nuevamente. En otras ocasiones realizan giros y rotaciones zapateando con fuerza el piso, cada vez más rápido de acuerdo al ritmo de la música.
El vestuario que utilizan, combinado con la altura y fortaleza de los negros, hace que den un espectáculo impresionante. En la interpretación de la música de esta danza, se usa una armónica, una quijada de res y un “teconte”, una especie de tambor con el que se producen sonidos rítmicos por fricción de una vara larga con la piel que lo cubre.
“No hay de otra; el negro se tiene que ir al norte si no, no se puede”:
Sebastián Saguilán Domínguez, afrodescendiente habitante de Santa María Chicometepec
La tragedia de Chicometepec
327 km desde la ciudad de Oaxaca
4:45 horas de recorrido en automóvil
1 mil 480 habitantes
356 viviendas
82% en la pobreza
47.7% vive por debajo de la línea de bienestar mínima
35% en pobreza extrema
69% educación básica incompleta
1 de cada 4 sin acceso a la salud
Fuente: Sedesol, Coneval, Ineg
No hay comentarios:
Publicar un comentario